
Bueno...en realidad no fue él solo! Todos los amigos imaginarios colaboraron (hacía un montón que venía pidiéndoles que se pusieran las pilas y lo armaran...se nos viene la Navidad encima!)
Pero bueno, como siempre Blu quiere tener todos los méritos...si no la gana, la empata! Jaja. Hoy cuando llegué a la Mansión encontré el arbolito armado, y Blu parado adelante de todo con los bracitos en la cintura, como diciendo “qué bien que me salió”.
-Te gusta, Frankie?- me dice. ¡Lo hice yo solito! ¡Sácame una foto con el árbol! (a Blu le encanta que le saquen fotos)
- La verdad, está hermoso...pero, cómo hiciste para poner los adornos en las ramas más altas? No eres muy alto que digamos...
-Bueno...me subí a una escalera!
-No tenemos escalera en la mansión. Se rompió...Apuesto a que Wildo lo hizo.
-Ay, sí, claro...Wildo, Wildo, Wildo! Mira, Frankie, no tienes ni idea de todo lo que puede hacer Blu, el único, el increíble, el mejor amigo imaginario que un niño puede tener...
-Hola, chicos! Me pareció escuchar mi nombre...
-Eh? Ah! Hola, Wildo! Justo le estaba contando a Frankie lo bien que nos vino tu ayuda para poner la estrella en el árbol...y eso. Eres grande, realmente, no, quiero decir, eres...alto, sí, éso eres, alto! Bueno, éso está bien. En mi caso, bueno, saben, tengo tantas cualidades que...la altura es lo de menos!